.
Termina por cansar,
y ya no sólo es pena sino hastío
y el hastío es tan lento.
Este hastío es tan lento,
acá se acurruca
así se duerme,
paciencia que cala:
esperamos quietos mientras nos traga.
Estoy ya tan cansado que ni siquiera esto me saca el hambre,
pero un hambre hecha de fibras
apretadas contra mi estómago.
Empecé a entender esto del vacío:
hay como una fuerza que nos tira la cabeza hacia adentro de los hombros
pero también se acurruca en esta barriga
con lo cual
la misma fuerza
nos adorna con los mismos avatares la nuestra entraña:
estos riñones,
mi estómago,
el mismo vacío
que chupa
todo hacia adentro.
Además
de alguna manera
me es imposible desvestirme del todo
algo queda siempre prendido al cuerpo,
pienso que es por esa fuerza
que todo lo quiere contra sí,
todo lo abraza,
hacia sí,
todo lo abraza,
así
así,
Ay
todo un abrazo
así
hay
todo este abrazo.
Qué parecidos estos vértigos
el de la quietud espesa y el vacío
el del polvo veloz, descontrolado,
hay el polvo
ay
así, así
ay el polvo.
Y hay una prenda que está siempre en el cuerpo
ahora que esta fuerza se acomoda
entonces justo ahora,
escribiendo esto,
pienso que desprenderse es desvestirse
prenda
por
prenda
de los colores y las formas
y los géneros
de otro
y pienso también
que es tan otra cosa,
puesto que prefiero desvestirme
tantas veces,
ay,
antes que desprenderme.
.
.
domingo, 8 de julio de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
vos y esta poesía son insoportables.
y un par de cosas más.
eso es porque estás vestida D.
Publicar un comentario